Si alguna vez necesitas una prueba de que las personalidades no cambian... ten hijos. Si observa a sus hijos mientras crecen, reconocerá que sus características fundamentales permanecen durante toda su vida. Esos rasgos y características, típicamente denominados "personalidades", formados en la primera juventud, permanecen a medida que crecen. Imagine, por ejemplo, a un niño que hace muchas preguntas. Sigue siendo un individuo curioso hasta la edad adulta.